La palabra sostenible se puso de moda, cada vez escuchamos y leemos más sobre productos sustentables, ecológicos o verdes y la necesidad de adoptar diferentes patrones de producción y consumo no solamente en lo que vestimos, si no en cada aspecto de nuestra vida diaria.
Pero ¿Qué hay detrás de esta tendencia?
La industria de la moda es perfecta para visualizar lo complejas y extractivas que son las deslocalizadas (mayormente en el sureste asiático) cadenas de producción y hábitos de consumo actuales (especialmente para países en vías de desarrollo como México) situadas en sociedades de consumo aspiracionales donde el requisito al éxito es un bajo precio y mucha accesibilidad (fast fashion).
Esta es una cultura que se ha desarrollado para sostener el sistema económico neoliberal (lineal) de la actualidad, en el que extraemos recursos naturales, producimos, usamos y desechamos en base a modelos con enfoque antropocentrista (centrado en la utilidad que tiene para las personas únicamente) el cual esconde por completo el impacto socio ambiental a través del concepto económico de “externalidad”.
Un ejemplo de esto se puede ver en el proceso de producción de una playera de algodón bajo la consigna de mantener costos al margen de la competitividad en el mercado, lo que implica reducir la inversión en condiciones laborales y procesos de sustentabilidad. Para ilustrar el punto; se necesitan alrededor de 20,000 litros de agua desde el proceso de cultivo del algodón, teñidos, acabados hasta la producción, eso sin mencionar los millones de litros de agua que se contaminan por la utilización de químicos tóxicos no regulados en los procesos de producción, así como los desperdicios industriales, y la energía a base de combustibles fósiles que utilizan las fábricas y/o maquilas.
Por si eso no fuera suficiente, algunos materiales sintéticos liberan micro plásticos que terminan en nuestros océanos en el proceso de lavado. Sumando a este complejo mecanismo de producción en nuestra sociedad de consumo, se generan millones de toneladas de desperdicios textiles, ya sea porque los consumidores desechan sus prendas, o por la quema de inventario de temporadas pasadas. Si el concepto de externalidad fuera a ser tomado a consideración, habría que sumar el precio de regenerar el entorno afectado como parte de los costos de producción, lo que elevaría considerablemente el precio final de la prenda.
Es indispensable promover mejores prácticas y hacer de todas esas palabras “ecofriendly” ¡No solo una tendencia si no una realidad!
Y para eso es importante saber ¿qué es la moda sostenible?
Es un movimiento a nivel mundial que apuesta por producir, diseñar y consumir a través de prácticas conscientes que tomen en cuenta el valor social, ambiental y económico, en todos sus procesos.
Algunos ejemplos de prácticas conscientes son:
- Utilización de materias primas regenerativas (como las fibras naturales orgánicas), biomateriales (como la piel vegana de nopal) o textiles de hemp o cáñamo.
- Promover modelos de negocio circular, que toman en cuenta el ciclo completo de producción y consumo incluso al final de la vida útil del producto.
- Garantizar condiciones laborales dignas no sólo para los empleados de las empresas involucradas, sino para las personas que forman parte de la cadena entera de producción.
- Promover el uso de energías renovables y manejo adecuado del agua
- Se inspiran en lo atemporal, con mercadotecnia y colecciones inclusivas
- Eliminación del concepto de desperdicio desde el diseño
Existen muchos otros conceptos complementarios que han aparecido en las últimas décadas, como “moda ética”, “moda circular” o “moda lenta” los cuales simplemente direccionan su enfoque más a lo social, a procesos de circularidad o artesanías y productos hechos a mano. La realidad es que el uso de la palabra sostenible debe ser complementario con prácticas integrales en los ejes social, ambiental y económico.
La responsabilidad de hacer posible una industria de la moda sostenible es compartida entre productores y consumidores, es necesario reflexionar y evolucionar en la percepción de nosotros mismos, nuestros hábitos, la manera en la que nos alimentamos y las cosas que compramos; es necesaria una mente consciente.
Y me pregunto; ¿En qué momento de la historia nos creímos la idea de que los humanos estamos destruyendo al medio ambiente? NOSOTROS SOMOS PARTE DEL MEDIO AMBIENTE, LOS HUMANOS SOMOS NATURALEZA, somos partícipes dentro de las diversas y maravillosas especies que forman el planeta, somos un sistema dentro del ciclo natural, por lo tanto, tenemos el poder de revertir este gran impacto cuando nos demos cuenta que entre más afectamos a nuestro medio ambiente, más nos lastimamos a nosotros mismos.
Practica una mente consciente y participa para hacer posible una industria de la moda sostenible.
Alessa Araiza
Socia fundadora de Hemp Hub MX / Internacionalista con especialidad en sostenibilidad
Consultora en manejo de residuos, simbiosis industrial, desarrollo de producto circular y moda sostenible con enfique en economía circular.